miércoles, 4 de junio de 2008

sueño pesado con Marco Antonio de la Parra

-Háblame de la vanidad.

La vanidad es una tentación de la época. Todo se transforma en vanidad, en entrevista, en fotografía. Entonces es muy desfigurador: ¿qué tiene que ver con lo que estoy haciendo? Las palabras te comienzan a pesar como quintales de harina, es una cosa espantosa, uno no puede hablar tranquilo, tiene que cultivar una imagen, y cuando eso restringe la libertad es peligrosísimo. Ahora, hay gratificaciones, están ahí, al lado, y hay que andar esquivándolas cada diez minutos. Eso ha sido muy potenciado por estos años. Estos años han provocado una irrupción violenta de la cultura narcisística contemporánea, lo cual nos pone al día y estamos ahí con el posmodernismo en general, pero al mismo tiempo es un excelente virus para frenar el desarrollo realmente intelectual de la nueva sociedad. Yo encuentro muy peligroso para el arte –aunque bueno para los artistas- las becas, ¿te fijas? Porque se crea una cosa narcisística indescriptible, temible. Los críticos hacen comentarios que nadie entiende y ya no te preocupa comunicarte, ni sobrevivir. Balzac escribía para pagar las deudas, y lo hacía harto bien. Es importante entonces escribir para pagar las deudas. El escritor que es capaz de crearse un público –esto es de Pepe Donoso- es un buen escritor. Capaces de convertirse en escritores vendibles sin renunciar. Yo quiero llegar de alguna forma a ganar dinero con la literatura, sin venderme. Esa es la adversidad, ¿te fijas? Porque ¿cómo llegó yo a ganar dinero para sobrevivir (para sobrevivir, no me interesa tener un palacio en Beverly Hills), para hacer más literatura sin renunciar un ápice a mis principios? En ese sentido yo soy un gran defensor de las capacidades estimulantes del subdesarrollo. Para mí fue tremendamente estimulante el ambiente médico después del Golpe. Esto suena raro, porque uno tiene que hacer el voto de decir: “todo estaba castrado, etc., etc” Pero yo creo que precisamente eso nos obligó a sobrevivir creando espacios. Lo que se castró fueron los espacios habituales. Los escritores sonaron, los teatristas habituales también, pero los médicos nos pusimos a escribir, ¿te fijas? Creo que ahí se cumplió la ley que dice Freud respecto a los sueños: donde se ejerce censura, la energía se expresa por otros lados. Transformamos lo rudimentario en virtud. Es decir, lo malo en bueno. Y no por una inversión perversa de decir lo malo es bueno, como cierta vanguardia que convierte en objeto de arte el defecar arriba del escenario. No, eso no. Sino empezar a trabajar sobre nuestros defectos, nuestras inhibiciones, dificultades y pobrezas, ¿te fijas?

10 comentarios:

Leyla dijo...

Chuta que insoportable es este de la Parra.

Dr. Chapatín dijo...

Es sólo un sueño, señorita suburbana, fantasmas que recorren las habitaciones de mi cada de Coyoacan, de día y de noche. No culpemos entonces al señor de la Parra, alguna vez narrador indiscutido de mi patria.
Suyo,

Leyla dijo...

Si, tambièn me referìa al del sueño. ¿Cuàntos antidepresivos estàs tomando Chapatìn?

Dr. Chapatín dijo...

Tiene razón, señorita, tendré que cambiar de psicoanalista, soñar con Marco Antonio da sueño.

LUIS MARÍN dijo...

Notable Chapatín:

Lo mejor que te he leído. Conozco todos los ensayos y varias entrevistas a De la Parra y no poco de su teatro; también lo entrevisté alguna vez. Me parece un sujeto admirable, un vanidoso y ególatra de antología, pero que vierte intuiciones esenciales así como si nada, como cuando dice que un buen escritor escribe para pagar las deudas: es obvio que no se refiere al simple dinero.

Si los argumentos los inventaste tú, eres un genio; si los copiaste en una entrevista perdida, eres un buen periodista; y si los soñastes, eres un vidente.

VIVA MÉXICO!!!
(tras la relectura de L.D.S)

Dr. Chapatín dijo...

Ni genio, ni vidente, ni mucho menos periodista, señor Marín. Ya bastante tengo con la condena de la vejez.
Y viva usted en Mexico. Vería cómo ese grito entusiasta le saldría, con todo respeto, por la culata.
Suyo,

Antonia Paz Hernández dijo...

Señor me gustaría que escribiera un sueño con Germán Marín, me lo imagino con harto meteorismo intestinal.

Dr. Chapatín dijo...

Lo siento, señorita antonia paz, pero aún no soy capaz de inducir mis sueños. En todo caso, de lograrlo algún día, jamás buscaría la pesadilla.
Mi único anhelo es por el momento el sueño eterno.
Suyo,

Cinzia Ricciuti dijo...

"Mi único anhelo es por el momento el sueño eterno".
Frase notable mi buen doctor.
Saludos

Dr. Chapatín dijo...

Es sólo la gran verdad que no deja de asomarse por mi casa húmeda, cara signora.